GOING UNDERGROUND

Debido a mi poca previsión, y eso que lo escuche el día anterior en la radio, el viernes tuve que pillar el Metro de Madrid para ir a trabajar, ya que en la moto me quedé sin sopa y pasaba de llevar el coche porque tengo que estar cambiando el papelito verde o azul de los cojones cada dos horas y encima me iba a costar una pasta. Hacía unos siete años que no entraba en el Metro y la verdad es que está muy cambiado, me quedé alucinado como Paco Martínez Soria cuando va a la ciudad con los embutidos y las gallinas. En primer lugar, hay teles, en segundo, no se puede fumar, en tercero no hay separaciones en los vagones y en cuarto no se puede fumar con lo que a mi me gusta echarme un cigarro en los trasbordos. La ida no fue demasiado mala, iba un poquito apretado pero llegué , sudando, ¡que calor hace en el puto metro!. Menos mal que no me llevé el coche porque de salir a las tres de la tarde al final me lié un poquito y me metí en la boca de metro sobre las doce y media. Estuve en la parada de Plaza de España esperando no sé cuanto, luego se me pasó la parada porque estaba pensando en lo que no debía y tuve que volver atrás porque como soy un poco cobarde no me atreví a cambiar de ruta alternativa. Total llegué a casa sobre las dos y me estoy quedando un poco corto porque me da verguenza reconocer que me líe de una manera espectacular.